Coplas de Domingo Zerpa
Pese a que ya transcurrieron cinco años del paso a la inmortalidad de Domingo Zerpa, su fuerza de puneño de antigua estirpe hace que las nuevas generaciones, inclusive las que de él saben a través de su exquisita producción literaria, sientan su proximidad cuanto más pasa el tiempo.
Las siguientes son coplas extraídas de su libro:
"La Puna al Son de las Cajas"
Disfrútenlas.
Te quiero de aquí a la luna,
de aquí a la luna te quiero
y más allá no te adoro
porque me salgo del cielo.
No hay que asustarse de nada,
este mundo es poca cosa;
los que no saben aprenden,
los que saben se equivocan.
Que me vaya, que me quede,
que no deje de volver.
Ni en la tierra ni en el cielo
nunca jamás me has de ver.
Ya se me va haciendo tarde,
ya me voy a despedir;
vidita, dame la mano
si el corazón no podís.
Cuando llega el medio día
yo no sé lo que me pasa,
el corazón se me achica
y se me estira la panza.
Las mocitas de estos tiempos
me hacen pecar cada día;
ya no les miro la cara
por mirarles las rodillas.
Compañerito del alma,
ya has venido, ya has llegado;
cada vez que vuelvo a verte
toco el cielo con las manos.
Unos son diablos jugando,
otros son diablos de veras;
unos parecen santos,
de la boca para afuera.
Las siguientes son coplas extraídas de su libro:
"La Puna al Son de las Cajas"
Disfrútenlas.
Te quiero de aquí a la luna,
de aquí a la luna te quiero
y más allá no te adoro
porque me salgo del cielo.
No hay que asustarse de nada,
este mundo es poca cosa;
los que no saben aprenden,
los que saben se equivocan.
Que me vaya, que me quede,
que no deje de volver.
Ni en la tierra ni en el cielo
nunca jamás me has de ver.
Ya se me va haciendo tarde,
ya me voy a despedir;
vidita, dame la mano
si el corazón no podís.
Cuando llega el medio día
yo no sé lo que me pasa,
el corazón se me achica
y se me estira la panza.
Las mocitas de estos tiempos
me hacen pecar cada día;
ya no les miro la cara
por mirarles las rodillas.
Compañerito del alma,
ya has venido, ya has llegado;
cada vez que vuelvo a verte
toco el cielo con las manos.
Unos son diablos jugando,
otros son diablos de veras;
unos parecen santos,
de la boca para afuera.
2 comentarios
Vero -
Vuelve cuando quieras...
Y las coplas tienen un poco de todo: desde sabiduría hasta picardía.
ana maria tornelli -