Cuesta de Lipán y Susques
La Cuesta de Lipán está pasando la localidad de Purmamarca, después de El Moreno.
Desde que uno emprende esta cuesta, a uno le hace recordar la montaña rusa o algo así, porque se va asecendiendo de a poco, curva tras curva llegando a una altura de 4.170 metros sobre el nivel del mar.
Es maravilloso y vertiginoso, aunque más asombroso es ver turistas ciclistas que van a todo pulmón pedalenado...
También es curioso ver que en plena cuesta hay casas con su respectivo corral... y sí, hay gente que vive en esas alturas, gente de montaña, que se dedican al criado de ovejas y llamas.
También se ven muchos camiones de distintos países vecinos (Chile, Bolivia, Paraguay y Brasil) que transportan carga para comercializarla pasando por el Paso Bioceánico.
Luego de llegar a la cima de esta cuesta y pasando las Salinas Grandes se llega al pueblo de Susques.
Un pueblo de poquísimos habitantes pero que ahora está lleno de trabajadores del Gasoducto, Telecom y CTI.
Durante este recorrido se aprecia nuestra Puna Jujeña, que muestra diferentes formas de cerros, montañas y fauna salvaje propia del lugar (liebres, llamas, vicuñas y burros) a lo largo del camino.
La vegetación es escasa, hay arbustos al ras del suelo, logrando así campos de color verde limón, otros amarillos que se pierden de vista en el horizonte, otros marrones y cerros arenosos donde últimamente se practica sandboard.
Mi impresión:
Este viajecito me hizo acordar a esas películas futuristas, en las que muestran a terrestres sobrevivientes en una pantalla grande, una filmación de paisajes de cómo era el planeta Tierra antes de la invasión de extraterrestres o antes de un cataclismo o antes de la contaminación, etc. puesto que durante toda la ruta asombra tanta naturaleza pura y pura naturaleza virgen.
Más que sacar fotos es mejor ir filmando todo el trayecto o mejor aún: disfrutarlo todo para que quede grabado en la memoria de uno.
Desde que uno emprende esta cuesta, a uno le hace recordar la montaña rusa o algo así, porque se va asecendiendo de a poco, curva tras curva llegando a una altura de 4.170 metros sobre el nivel del mar.
Es maravilloso y vertiginoso, aunque más asombroso es ver turistas ciclistas que van a todo pulmón pedalenado...
También es curioso ver que en plena cuesta hay casas con su respectivo corral... y sí, hay gente que vive en esas alturas, gente de montaña, que se dedican al criado de ovejas y llamas.
También se ven muchos camiones de distintos países vecinos (Chile, Bolivia, Paraguay y Brasil) que transportan carga para comercializarla pasando por el Paso Bioceánico.
Luego de llegar a la cima de esta cuesta y pasando las Salinas Grandes se llega al pueblo de Susques.
Un pueblo de poquísimos habitantes pero que ahora está lleno de trabajadores del Gasoducto, Telecom y CTI.
Durante este recorrido se aprecia nuestra Puna Jujeña, que muestra diferentes formas de cerros, montañas y fauna salvaje propia del lugar (liebres, llamas, vicuñas y burros) a lo largo del camino.
La vegetación es escasa, hay arbustos al ras del suelo, logrando así campos de color verde limón, otros amarillos que se pierden de vista en el horizonte, otros marrones y cerros arenosos donde últimamente se practica sandboard.
Mi impresión:
Este viajecito me hizo acordar a esas películas futuristas, en las que muestran a terrestres sobrevivientes en una pantalla grande, una filmación de paisajes de cómo era el planeta Tierra antes de la invasión de extraterrestres o antes de un cataclismo o antes de la contaminación, etc. puesto que durante toda la ruta asombra tanta naturaleza pura y pura naturaleza virgen.
Más que sacar fotos es mejor ir filmando todo el trayecto o mejor aún: disfrutarlo todo para que quede grabado en la memoria de uno.
3 comentarios
Vero -
Esperemos puedas visitar estos lugares.
Jorge -
Rodrigo -